lunes, 15 de junio de 2015

LA ODIOSIDAD EN VALPARAÍSO




… Y mientras… el gran Valparaíso está siendo tomado por asalto por diversos proyectos inmobiliarios, desde el cerro Barón, pasando por la costanera y alcanzando hasta Laguna Verde, y pareciera que todo funciona como un plan macabro de proyectos que atraen la atención durante un tiempo y funcionan como verdaderas cortinas de humo que ocultan otros que se vienen casi sin darnos respiro, y todo esto sumado a los ya crónicos problemas de basura, comercio ambulante, pobre gestión en protección patrimonial, etc.

Son tantos los problemas urbanos de Valparaíso que casi no vale la pena enumerarlos. Ya los conocemos y los porteños estamos de acuerdo que algo hay que hacer, que de alguna forma hay que aunar voluntades y empoderarse de los espacios ciudadanos. La representación formal no nos alcanza y nos sentimos desprotegidos sin ser escuchados en nuestras demandas.

Sin embargo, a la hora de empoderarse y de aunar estas voluntades, una suerte de odiosidad ha surgido en el ambiente porteño, jugando en contra de la tan ansiada articulación de actores y grupos ciudadanos.

En este último tiempo, he leído de todo en las redes sociales. Desde comentarios espontáneos en Twitter y Facebook como:

“…Como porteña siento y pienso que esto de Mar para Valparaíso es tan sólo un capricho de hípsters santiaguinos, gran propósito manejado por una elite, que no incluye al porteño común que no viva ni cerro Alegre o Concepción. Mi postura es que se vayan de vuelta a Stgo.” Ver aquí…>>

“…Los empresarios hoteleros que llenaron el cerro Alegre de borrachos…” (comentario en Twitter)…

…Hasta sesudos y agudos artículos aparecidos en medios virtuales, que pueden ver en estos links:




Todos, además de un brillante análisis de la situación porteña, suponiendo contubernios inmobiliarios, usando calificativos duros. Poniendo las sospechas ante las intenciones. Una odiosidad que resulta un poco infantil: “No voy contigo porque eres verde”, “no me junto contigo porque eres café”, “sospecho de tus intenciones porque eres morado”.

Ya que en los análisis y preocupación sobre temáticas urbano-sociales de Valparaíso estamos todos en un acuerdo más que absoluto, pregunto yo: Y las propuestas?

Porque hoy Valparaíso necesita pasar urgentemente a la etapa de las propuestas y de la articulación de agrupaciones ciudadanas que se sienten a discutir y a ver qué apoyo pueden brindarse ante las urgencias de cada territorio. Esto se llama política ciudadana, no hay que engañarse ante ello y es la única forma de recomponer el tejido social.

Estas diferencias provincianas nos sumen en la inacción. Nos juegan en contra y nos mantienen justo donde nos quieren: desprotegidos y desarticulados.

Es cierto, por lo demás, que han aparecido grupos afuerinos que han fijado su residencia en la ciudad. Capitalinos, profesionales, apellidos rimbombantes, títulos inalcanzables... Pero mientras los porteños pelean en la tonterita poca y los denostan por no verlos comprando el pan en la mañana, ellos están en el campo de las propuestas y de la proactividad. No hay que olvidarse que Valparaíso fue lo que fue por la influencia de los afuerinos que llegaron y que cimentaron la actividad porteña.

He estado asistiendo a asambleas donde han confluido grupos diferentes y diversos. Asambleas del todo agotadoras donde cada uno pareciera levantar la cola del otro para oler sus intenciones y develar sus verdaderas pretensiones. Exactamente como los quiltros de Valpo. Cuidando la territorialidad. 

Del todo curioso e insólito ver en una asamblea ciudadana a grupos sociales de todos los espectros políticos, desde izquierdas de nomenclaturas compañerísticas al hablar, hasta derechas de cuello y corbata. De representantes de organizaciones sociales de las partes altas de los cerros a profesionales expertos en sus disciplinas. Todos exponiendo sus necesidades, todos comenzando a negociar, todos tratando de llegar a acuerdos y fijar la sana orgánica que dan las alianzas.

Obviamente, no hay que ser ingenuos. En todo grupo hay distintos tipos de visiones y motivaciones, pero eso hoy en día no es lo importante. Lo realmente trascendental es el sencillo hecho de revivir la actividad ciudadana que pasa de las buenas intenciones del amor a Valparaíso a los hechos concretos. Que expone ante una mesa las diferentes visiones, necesidades y el trabajo en las soluciones. De esta actividad todos salen favorecidos porque la ciudad tiene que sufrir un rediseño y todos los actores deben participar y no restarse. Valparaíso es un centro pensante, queda claro por los agudos artículos antes expuestos, pero debe saltar su pequeña gran diferencia con el otro para articularse.

La “micropolítica” en algún momento deberá interactuar con la “macropolítica”, en especial si desea ser validada, oída y considerada. No debe alejarse y promover sus desconfianzas, debe acercarse. La información está ahí para todo el mundo.

En Valparaíso no sobra nadie y hoy más que nunca se necesita a todos, pues es la forma de luchar efectivamente por un borde costero para todos, por un puerto que tribute en la ciudad, por una ley de puertos eficiente, por una Laguna Verde protegida y sin contaminación, por un barrio O’Higgins sin un gran proyecto de condominios que no les respeta sus áreas verdes, por un correcto plan que considere las necesidades de los habitantes de las alturas de los cerros, por los vecinos que ven devaluadas sus propiedades ante agresivas construcciones que los presionan, por la solución de educación civil que nos lleve a generar conciencia para combatir la basura, para discutir los alcances de la gentrificación, la debida protección patrimonial, la restauración de los ascensores de la ciudad y por sobre todo…

…Para que evitemos que Valparaíso sea una fuente de terrenos para emprendimientos que mucho nos quita, que nada nos deja y juntos podamos construir el ansiado Valparaíso que queremos.

Leo Silva